Japón

Este finde, además de un par de compromisos a lo Jane Austen, he estado “trabajando” en mi caballero del Caos y mi orco… resultado: sigo pintando a un ritmo vertiginoso -_-U Así que como aún no tengo fotos que colgar he pensado en escribir un post sobre mi viaje a Japón n_n.

¿Qué se puede decir del país del sol naciente? Que es impresionante. Todo lo que uno espera encontrar y mucho más. El sueño de cualquier friki que haya disfrutado con series como NieA under 7 o Love Hina.

Podría hablar de la belleza del jardín Koraku-en de Okayama, o de la luminosidad de Ginza en Tokio, o del monte Fuji y los cinco lagos, o del impresionante castillo de Himeji, o de tantas otras cosas. Pero sólo me centraré en dos lugares que son mágicos: La isla de Miyajima, y el barrio de Gion y Pontocho en Kyoto (el barrio de las geishas).

Un ferry nos conducirá hasta La isla de Miyajima.

La gran torii nos da la bienvenida al santuario Itsukushima. Esta puerta sintoísta está considerada por los japoneses como una de las tres vistas más emblemáticas del país, y no es para menos. Cuando la marea baja, se puede llegar caminando hasta ella sintiendo la fuerza del lugar y cuando parece “flotar” sobre el agua reflejándose oníricamente entendemos su importancia iconográfica.

Nada más bajar de la embarcación un ciervo de espléndida cornamenta se nos acercó en busca de comida. En Miyajima los ciervos se mueven en total libertad. La isla es un lugar sagrado, no hay maternidades ni cementerios, pues está prohibido dar a luz o fallecer en Miyajima. Tampoco se pueden talar los árboles.

Como decía, el ciervo se acercó en busca de comida y como no teníamos nada que ofrecerle se zampó los mapas de papel del puerto. Sí amigos y amigas, cuidado con los billetes y los pasaportes (más de un turista se ha quedado sin documentación o dinero).

 

Como os podéis imaginar, acariciar o dar de comer a un ciervo mientras paseas tranquilamente por los bosques sagrados de una isla es algo que no se olvida fácilmente.

Además, pasamos la noche en el ryokan Iwaso (por si las moscas: Un ryokan es un tipo de alojamiento tradicional, el clásico lugar tranquilo de puertas correderas, tatamis y futones). El ryokan Iwaso dispone de baños públicos onsen. Como todo friki siempre había imaginado como sería eso de los onsen. En este caso, muy relajante… mientras tomaba un baño de aguas termales podía ver un grupito de ciervos pastando entre los árboles.

Sólo un par de días después mi viaje proseguiría por Kyoto.

El barrio de las geishas es otro lugar que añorarás a menudo. Un viaje en el tiempo.

Puedes pasar la tarde caminando por las adoquinadas calles de Gion oriental e Higashiyama para luego cruzar el río Kamo y cenar en un restaurante en Pontocho. Es fácil cruzarse con alguna geisha (algo tímidas ante los objetivos de las cámaras), aunque con un poco de suerte tal vez se detengan y poseen contigo :)

Si la visita es en agosto podréis disfrutar de las fiestas que suelen hacerse en las orillas del río. 

P.S. (1): Las otras dos vistas emblemáticas son: el banco de arena de Amanohashidate y la bahía de Matsushima.

P.S. (2): La idea es ir posteando recuerdos de mis viajes -sin convertir el blog en una guía de viaje, claro :) – También me reservo el derecho de hacer otra entrada de Japón ;)

Si tenéis pensado viajar a Japón y os asaltan las dudas no dudéis en preguntar :)