lunes, 18 de octubre de 2010

El pintor (II) y La noche del veintiuno

Bien, la continuación de esto n_n
Como ya es costumbre, unos apuntes:
1) Este post es largo, muu largo, aviso… y bueno… como decirlo… es que… vamos que… debería… continuar. Lo siento -_-U tengo el tiempo limitado, pero estaba ansioso por colgar un trocito (me gusta mucho *-* además, si no lo cuelgo el post siguiente tendría dimensiones cthulhuides, sed comprensivos una vez más ^.^).
2) El clásico… En capítulos anteriores: Una vampiresa (cuyo nombre desconocemos) se zampa a una joven ucraniana. Muy lejos, en New York, un gigoló/pintor (curiosamente tb desconocemos su nombre) es “traicionado” por una “amiga” (cuantas comillas XDDD) y decide que, importándole un huevo lo que le digan, acudirá a una fiesta a la que no ha sido invitado. Al día siguiente, Lara acude en el lugar de su amiga Sam a la buhardilla del pintor/gigoló para posar (si es que… n_n). Total, que chico conoce chica y…
3) La trama se complica (sí, esto va a ser la tónica), por si un loco/a quiere leer el texto entero de una sentada crearé una pestaña con el mismo bajo el título de “Ahogada en sangre”.

Y ya, sin más dilación, el desenlace del capítulo “El pintor” y parte del siguiente. Titulado “La noche del veintiuno” -por si las moscas, era el día de la fiesta ;) -.
Espero que os guste n_n

“El pintor” (parte II)

-Sam me ha dicho que estudias en la NYU. Historia ¿verdad? –mintió para distraer su atención del nerviosismo.
-No. Historia del Arte.
-¡Vaya! ¿Debo inquietarme?
-¿Por?
-No sé si encajo bien las críticas…
-Tranquilo, no seré muy dura –dijo a la vez que negaba con la cabeza.
Los hombros de Lara se relajaron al tiempo que se recolocaba en el sofá. Tal vez se sintió menos incómoda, o simplemente dejó de importarle su desnudez.
-¿Así está bien?
-Sí, perfecto. No te muevas.
Si la modelo hubiese sido Sam, el pintor habría dirigido su atención sobre las proporciones y el juego de luces y sombras, pero ella no era Sam. Era Lara, y nada tenía que ver. Estudió las curvas de su cuerpo, deslizando la mirada por su piel dorada. Dibujando las ondas pelirrojas de su cabello. Resiguiendo las facciones suaves de su rostro. Acariciando su nariz y sus labios. Buscando su mirada esquiva. Recreándose en el movimiento de su pecho, en su vientre firme y en las formas de sus caderas. Ensimismado por la belleza de Lara. Tan sencilla, tan cercana, tan ajena.
-Creo que prefiero que te coloques de otro modo.
-Sí, claro –dudó-. Tú dirás.
El pintor se acercó.
-Levántate por favor.
Empujó el sofá a un lado y se quedó un rato pensando. Muy cerca de ella.
-Ven –le pidió mientras caminaba hacia la ventana.
-eh… no. Cerca de la ventana no.
-No te preocupes. Ven, mira, es imposible que nadie te vea.
Lara se fió. No mentía, sólo podía ver los tejados de los edificios colindantes.
-Colócate como si mirases por la ventana.
-Desnuda –bromeó.
-Bueno, supongo que tu alter ego es menos pudorosa.
-¿Menos? Hace veinte minutos que nos conocemos y ya me he desnudado…
Ya no evitaba la mirada del pintor. Sus enormes ojos marrones se clavaban, ahora, con perspicaz sagacidad.
Obedeció sin esperar más indicaciones.
-¿Está bien así?
-Sí. Pero gira la cabeza hacía mí.
Lo hizo.
-¿No se supone que estaba mirando por la ventana?
-Sí, pero es que ha sonado el teléfono.
>>Ladea un poquito la cabeza.
-Que natural –murmuró irónica.
-La luz hace que tu cabello se vea más rojo.
El pintor recolocó el caballete y acercó una pequeña mesa auxiliar con todo el material.
-Ahora, quietecita por favor.
Lara se limitó a asentir.
Durante la siguiente hora no hablaron. Él trabajo en el boceto a carboncillo. Ella lo estudió. Se fijó en que iba descalzo, y que era zurdo. Que fruncía el cejo cuando hacía trazos pequeños. Que tenía unos labios carnosos y unos ojos preciosos.
-¿Estás cansada?
-Bueno, puedo aguantar.
-Descansemos.
Lara se giró al tiempo que tiraba los hombros hacia atrás para relajar la musculatura y realzar su pecho.
-¿Puedo verlo?
-No. Sólo cuando esté terminado.
-¿Me visto o continuaremos?
-Creo que lo dejaré por hoy. Se está nublando.
Lara esperó a que el pintor se diese la vuelta para vestirse. Pensó en que volvería a verlo, que no había terminado. Y que le gustaba la idea. “Ser la modelo de un pintor no equivale a tener una cita con un pintor” le dijo a Sam. Pero se había fijado en como la miraba, bueno por lo menos hasta que cogió el carboncillo. ¿O se lo había imaginado? O peor aún, él también miraba igual a Sam.
-Dime Lara, ¿te va bien que nos veamos el martes?
-Sí –sonrió-, ¿a qué hora?
-¿Sobre las nueve?
-Bien.
No quería que se fuese. Quería hablar con ella, conocer a la chica pelirroja que pasaba de la timidez al coqueteo en tan sólo unos minutos. Quería conocer a la estudiante de historia del arte que le miraba mientras dibujaba.
-Ya es casi mediodía… ¿te apetece comer?
Lara sonrió nuevamente y le miró con esos ojos que no escondían nada. Como si estuviese tan segura de todo que no le hiciese falta.
-Apenas son las once.
-Bueno, ¿tal vez un brunch?
-¿Invitas a comer a todas tus modelos?
-No. ¿Demasiado directo?
-Demasiado pronto… prefiero un café.

Ambos salieron de la buhardilla y pasearon hasta una cafetería árabe cercana.
-Nunca había tomado un café tan corto y con tanto poso -dijo Lara mirando el vasito de cristal verde.
-¿Te gusta?
-Prefiero estas pastas… parecen rosas.
-Dime, ¿por qué historia del arte?
-Me gusta. Me gustaría trabajar como conservadora.
>>Y tú ¿por qué pintor?
-Siempre he pintado… mi madre era pintora.
-Me he fijado en los lienzos de la buhardilla… todos abstractos, pero imagino que mi desnudo es figurativo ¿no?
-Sí.
>>Lo que has visto en la buhardilla es –dudó- una mierda.
-A mí no me lo ha parecido. Es un trabajo bien estudiado. Y eso no es poco en un artista tan joven.
-Pues gracias. Pero sólo lo veo como el tipo de arte conceptual que se espera de un artista tan joven y que, tal vez, me abra alguna puerta. Pero no es lo que quiero pintar.
-Todos eran blancos. Con distintas tonalidades de grises, azules y ocres. Pero en esencia blancos. Eso tiene que significar algo.
-Significa que me gusta el blanco –sonrió sin quererlo al ver como lo miraba-. Me gusta la nieve –asintió-.
-Algo es algo.
>>No has nacido en Estados Unidos, ¿verdad?
-Soy español.
-Un joven pintor, de pelo negro y piel morena, que busca su lugar en el mundo del arte –dijo con cierta sorna-. Su obra es prometedora. Sin embargo, él asegura que quiere pintar cuadros figurativos… estudiantes de historia del arte desnudas frente ventanas.
-Y no te olvides de las aspirantes a actrices y modelos.
-Cierto, cierto. A ellas también.
-Aunque en ocasiones pinto otras cosas.
-¿Qué más pintas? ¿Maduritas desnudas?
-Y paisajes nevados –dijo abstraído.
>>¿Quieres cenar conmigo?
-Quiero. Pero hoy no puedo. ¿Qué tal mañana?
-Mañana soy yo quien no puede. Pero podemos vernos el martes.
-El martes pues.
Cuando se despidieron él la besó en la mejilla y ambos pensaron lo mismo.

“La noche del veintiuno”

Noche del veintiuno, Roma.
Caminaba sin prisa. La piazza a esas horas de la noche permanecía en completo silencio sin apenas turistas, sólo una pareja besándose apasionadamente en un banco de piedra porosa en frente de una gran fuente de mármol.
Deslizó la mano en el bolsillo del pantalón asiendo el mando a distancia del Lamborghini Murciélago LP 640 y presionó el botón que abría la puerta y activaba el detonador. No miró atrás cuando se produjo la explosión que voló por los aires el ático del Dr. Manfredi. Pudo verla reflejada en las lunas tintadas del deportivo. Varias alarmas de comercios adyacentes saltaron y no tardó demasiado en escuchar las sirenas de los bomberos y los Carabinieri. Pero para cuando llegasen, él ya se encontraría muy lejos.

Aquella tarde...
-Grazie –Murmuró Ferruccio Manfredi, profesor de arqueología en la Universidad de La Sapienza, tras entregarle el paquete a la mujer del servicio postal.
-Signore Thomas Fulton –Se aseguró leyendo en voz alta el destinatario.
- –Afirmó el profesor-. Buona sera.
-Buona sera, signore.
Manfredi, salió apresuradamente de correos. Sudoroso y claramente alterado se dirigió con paso ágil hasta la parada de autobús. El cielo volvía a estar encapotado. Durante los últimos tres días había llovido, la mayor parte del tiempo una llovizna suave en la que las gotas parecían flotar ingrávidas por el aire, pero a intervalos se producían breves chaparrones que anegaban las calles. En el bus, se sentó junto a una mujer de cuarenta y pocos, bien vestida, que leía un reciente best-seller. Manfredi sacó un auricular de debajo del cuello de la chaqueta y se lo colocó en el oído derecho. En el MP3 sonaba el concierto para violín en mi menor, opus 64, “Sueño de una Noche de Verano”, magistralmente interpretado por Leland Chen. Pero no disfrutó ni una de las notas.
Fuera comenzaba a chispear.
Las puertas del autobús, viejas y sucias, chirriaron al abrirse cuando se detuvo en la parada. Bajaron dos chicas además de Manfredi que corrió para atravesar la plaza hasta la entrada del piso. Al abrir la puerta el olor a cerrado le golpeó la nariz.
La sala principal estaba repleta de libros antiguos que habían sido tratados para evitar el deterioro del tiempo, pero que aún desprendían ese aroma característico de la piel curtida y el papel viejo. Era ese olor el que lo impregna todo, demasiado denso para acostumbrarse, demasiado fuerte para ignorarlo. Manfredi abrió uno de los ventanales que daban a la plaza y la brisa del atardecer le acarició la piel, seca y morena por el sol de incontables excavaciones. Dejó caer el abrigo en una silla de diseño en la que descansaba un mamotreto embellecido con cenefas doradas de motivos estivales, cuyo título, enmarcado por un rectángulo burdeos enunciaba: “UNIVERSA GRAMAT GRAEGA”. Angustiado y cansado, tomó asiento en otra silla, hermana gemela de la anterior, y se sirvió una copa mientras un remolino de recuerdos le mareaba.
La habitación quedó en penumbras, levemente iluminada por una lámpara de papel blanco en forma de cono y, a excepción de algún trueno, tampoco se oían ruidos. Finalmente, los ojos cansados del profesor comenzaron a cerrarse y los músculos tensos por el estrés se relajaron. Los finos dedos soltaron, sin querer, el vaso de coñac.
-¡Merda!- Manfredi abrió los ojos de golpe vislumbrando la silueta esbelta de un hombre trajeado-. Chi è? Fulton? –Le inquirió.
-Tranquilícese –Musitó el intruso-. Sé que me entiende... ¿Ha enviado el cuadro?
-Sì… –afirmó mientras intentaba levantarse en vano-. Che cosa...? ¡Non riesco a muovere il braccio!
-No grite –Le rogó sin alzar la voz-. De nada le va a servir. No puede moverse porque el coñac que ha bebido contenía un tónico elaborado a partir de Curare.
-Veleno... –balbuceó Manfredi con cierta dificultad.
-No se preocupe. La dosis que ha ingerido no es letal. Sólo sentirá entumecimiento, parálisis progresiva.
>>Me gustaría agradecerle el envío del cuadro… pero necesito el nombre del pintor.
-Ten... drá, que... matar... me –Dijo mirando a los inexpresivos ojos del intruso.
-Ya pensaba hacerlo profesor.

Noche del veintiuno, Manhattan.
En el dormitorio del lujoso apartamento sito en la esquina noroeste de la calle 83 y Central Park West, Evelyn encendió la mini cadena y la inconfundible voz de Diana Krall entonó “Just the way you are”. Descolgó del armario empotrado el vestido rojo de Valentino que una funda transparente de plástico protegía, y aunque ahora no parecía tan bonito como en la tienda, lo estiró sobre la cama. Se dirigió al cuarto de baño y mientras se maquillaba frente el espejo una agobiante sensación de soledad le oprimió el corazón.
Cuando Robert llegó, Evelyn ya había salido hacia el hotel Ritz-Carlton de Battery Park. En la mesita del recibidor había dejado una nota: “No quiero verte en la fiesta”.

-Estoy colaborando con Christie’s –Dijo Alan Poole-. Nada serio. Pero quién sabe...
-¿Quién sabe? –Bromeó Peter Einsner, redactor del Wall Street Journal, mientras se colocaba bien uno de los gemelos de oro-. ¿A quién pretendes engañar?
-Bueno... –Sonrió.
-¿Christie’s? –Le interrumpió, teatralmente sorprendida, Catherine, la esposa de Einsner-. Que interesante. ¿Cuál fue ese cuadro tan caro...?
-¿Choque de automóvil verde? –Se adelantó Poole.
-Sí, ese mismo. ¿Cuánto dieron por él?
-Más de 70 millones de dólares –Dijo tajante Einsner.
-¡70 millones de dólares! –Repitió Catherine enfatizando cada una de las palabras-. Seguro que es un record...
-Lo fue para Christie’s –Anunció Poole-. Aunque un día antes un postor anónimo había adquirido por 72,8 millones un ‘rothko’ en Sotheby’s.
Catherine sonrió.
Peter Einsner tenía claro que Poole mentía más que hablaba. Era ese instinto periodístico el que lo llevó a destapar el contrabando de armas que mantenían varias compañías de seguridad nacional con países en conflicto y que bien podía valerle el Pulitzer. Quizás esto no le reportaría respeto profesional, pero económico...
-Vamos –murmuró Einsner-, cuéntame algo más.
Alan Poole le miró a los ojos y se acercó, un poco, como si fuese a desvelar el gran secreto.
-Ahí va mi abogada –Señaló socarrón-. Perdonadme, he de ir a saludarla.
Evelyn se acercaba entre la multitud que se congregaba en el gran salón del Ritz-Carlton, mientras Poole le hacía señas.
Lucía un vestido palabra de honor rojo, largo hasta los tobillos y estaba preciosa. Venía sola. Una vez más.
-¿Y Robert?
-Mejor no preguntes –Respondió negando con la cabeza.
Ambos permanecieron en silencio sin saber que decir.
-¿Te has enterado? –Dijo, finalmente, Poole.
-¿De?
-Han vuelto a hospitalizar a Mailer(1). He hablado con Dwayne y Einsner, pero no me han querido decir nada.
-Espero que se recupere.
Parecía afligida, aunque Poole sabía que sólo lo parecía.
Evelyn buscaba a Robert entre los asistentes cuando descubrió a su impertinente pintor hablando con un asesor de la Gagosian Gallery.
-Discúlpame Alan.

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(1) Norman Mailer: New Jersey, 31 enero de 1923; Nueva York, 10 noviembre de 2007. Escritor y periodista estadounidense ganador de dos premios Pulitzer.


10 comentarios:

  1. Está muy emocionante!!! espero que puedas publicar pronto el siguiente!

    Besis

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  2. Genial. Sencillamente genial.

    Me he quedado "petrificado" al ver en tus gustos que coincidimos en exceso. Y más rayado aún el hecho de que te guste el Derecho lol

    Un saludo.

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  3. Tita Hellen:
    Hola

    *-*
    ¡Que ilu que sea emocionante!… mientras lo escribía me lo pasé genial, y pensando en todo lo que pasará más n_n Escribo, escribo… pero necesito un poquito de tiempo -_-U

    Muchas gracias por los ánimos. Siempre lo digo, pero es que es muu importante :)
    Besitos con carita feliz.

    Hasta pronto.

    Symmetry:
    Hola

    ¿Qué puedo decir después de leer “Genial. Sencillamente genial.”? ¡¡¡Muchísimas gracias!!! Lo mismo que le he dicho a Tita Hellen… vuestro apoyo es fundamental… más que eso n_n

    Sí, coincidimos en muchos puntos de vista… ya me he dado cuenta en tu blog :)
    El Derecho es parte de mi vida… ;)

    Muchas gracias, una vez más.

    Hasta pronto.

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  4. ¡¡POR THOR!! ¿¿Cómo narices lo has hecho para que entren en juego más personajes y nos quedemos otra vez con la lengua fuera justo en el MISMO punto de la última vez, cuando empieza la fiesta?? ¬¬*

    xDDDDD me encanta, como de costumbre, y me ha encantado un detalle muy muy muy realista:
    "Descolgó del armario empotrado el vestido rojo de Valentino que una funda transparente de plástico protegía, y aunque ahora no parecía tan bonito como en la tienda, lo estiró sobre la cama".
    Magistral, cualquier mujer piensa eso alguna vez en la vida después de comprarse ropa (sobre todo si ha sido cara xD)... que en la tienda parecía más bonita. Será cosa de los espejos trucados del probador ;p

    Sólo añadir que me parece que falta un trocito de historia, porque hay un corte algo brusco aquí:
    "-No se preocupe. La dosis que ha ingerido no es letal. Sólo sentirá entumecimiento, parálisis progresiva –Gracias por enviarme el cuadro… pero necesito el nombre del pintor.
    -Ten... drá, que... matar... me –Dijo mirando a los inexpresivos ojos del intruso.
    -Ya pensaba hacerlo profesor."
    Lo mismo ha sido un error al copiarlo, pero me da la impresión de que hay una frase que falta antes del "gracias"... Tú dirás.

    Sabes lo que voy a decirte, ¿verdad? Que escribas, escribas y escribas, ¡está muy emocionante! ^0^
    Un abrachucho, River

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  5. Pasate por mi blog de http://pensando-en-derecho.blogspot.com/ si quieres ^^

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  6. La historia sigue mejorando, buenos giros en la trama. Ya estoy deseando que llegue la siguiente, mi mas sincera enhorabuena.

    P.D. A este paso aqui seremos mas abogados que frikis si nos descuidamos

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  7. Hola River
    Hoy sólo me da tiempo a leerme la segunda parte de "El pintor". Narras y describes muy bien, me gusta, me gusta.
    Y ahora, la puntilla: justo al comienzo, que es el final de la primera parte, me ha sonado raro "nerviosismo" y "nervioso" tan junto. Creo que quedaría mejor con un sinónimo ("¿Debo inquietarme?", por ejemplo).
    Por otro lado, creo que decir "¿No has nacido en USA?" queda poco natural. Yo lo sustituiría por "Estados Unidos".
    Y ya está, nada más que decir. Por lo demás, perfecto. Mañana me leo el trozo que me falta.
    Un beso River!
    :)

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  8. Goblinoide:
    Hola

    n_n
    Jejejeje… Bueno, hay nuevos personajes y sucesos, pero es que algunos de ellos son importantes… en breve, y no tan breve ;)
    Empieza la fiesta… y no sólo la del veintiuno.

    Muchísimas gracias por tus comentarios –que siempre te curras mogollón-, por los ánimos y por destacar el aspecto del vestido de noche ;)… que si es tan real es pq en cierta medida viví ese momento mientras esperaba a una amiga (aunque el vestido ni era de valentino ni era rojo… era negro n_n… pero sufrió crisis existencial justo antes de salir).
    Será cosa de los espejos… mi tono de piel natural es el de un no-muerto, pero en muchos probadores tengo un tono saludable y morenito XDDD

    Y la guinda ;)
    Muchas gracias por tu atención… muy cierto, corté y copié un previo (sin una modificación del texto final) y faltaba arreglarlo… ya lo he solucionado n_n

    Y como siempre… escribo, escribo… pero me falta tiempo por todos lados XDDD

    Un abrachucho n_n

    Hasta pronto.

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  9. Symmetry:
    Hola de nuevo :)
    Ahora mismo me paso…

    Nos leemos.


    Felix MMV:
    Hola

    XDDD
    ¡¡¡Muchísimas gracias por los ánimos!!!
    Me alegro que te guste el desarrollo de la trama… y los giros de argumento :)

    Y claro… los abogados, juristas y demás estamos por todas partes ;)

    Muchas gracias por pasarte :)
    Hasta pronto.

    Acuática:
    Hola

    Es que el post era el padre de los post… un poco largo -_-U
    Me alegro que te guste n_n y que te tomes tantas molestias… ¡Muchas gracias! :)

    Tomo nota de tus apuntes…
    …ya los he cambiado. El de USA lo pensé y medité, faltaba un voto a favor, el tuyo XDDD

    Muchísimas gracias… no me canso de daros las gracias, para mí es muu importante vuestro apoyo e interés n_n

    Hasta pronto.

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  10. River acabo de leer la 1ª parte y decirte que sencillamente es genial! deseoso de leer la segunda parte que leeré/comentaré mañana que ya no son horas xD ánimo y sigue escribiendo como ahora =D

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