En el post anterior os comenté que iba a participar en un torneo de póker. Se trataba de un clasificatorio que se jugaba en el Casino de Barcelona en el que las ciegas subían cada 20 minutos y se comenzaba con 3.000 puntos. Es decir, bastante turbo. Tras una buena mano que perdería en el river (última carta de mesa en ser mostrada) me quedé pronto corto de fichas… y una hora más tarde era eliminado XD
Pero centrémonos en el post de hoy ;) La idea era postear el primer capítulo del relato de fantasía medieval en el que estoy trabajando pero no está listo… y como no me gusta que lean mis escritos cuando no están terminados, prefiero no postearlo. Peeeeero en cuanto lo termine lo cuelgo n_n prometido.
Así que este post versará sobre pequeñas cosas.
Hace ya muchos años, en una clase de filosofía, leí un texto sobre la felicidad que nace de las pequeñas cosas. Esa idea me encantó n_n Además, es algo en lo que todos hemos pensado alguna vez. El instante en que una tontería (que para nada lo es) nos hace felices.
Últimamente le he dado muchas vueltas. Soy un soñador nato y no pasa un día sin que me imagine posibles momentos de mi día a día. La mayoría de veces son “cuentos” irrealizables… pero en ocasiones, los cuentos se hacen realidad. Y pequeños instantes se tornan felices recuerdos que atesorar.
Un paseo por la playa, o un encuentro en un parque… recuperar un proyecto olvidado, o tomar champán en la terraza de un hotel. Una noche inolvidable, o una tarde comprando jamón y chocolate. Un mail inesperado, o un viaje en tren. Preparar un regalo, o comer cerdo a la plancha. Todos tenemos esos retazos de felicidad que nos hacen sonreír.
Yaaaaaaaaaaaa… demasiado ñoño XD pero es tarde yyyyyy me apetecía escribir algo así n_n